Hoy sólo me apetecía expresar algo muy breve...
Todas las personas que trabajamos de cara al público, sabemos que hay varios tipos de clientes: los que vienen con una sonrisa, los que siempre se quejan y los que, muy de vez en cuando, vienen de propio a dar las gracias (no es habitual que las personas perdamos tiempo en agradecer). Me quedo con estos últimos, que te alegran el día y te quitan gran parte de la energía negativa que acumulas con las quejas.
Hace un tiempo atendí a un hombre mayor entrañable, que me dijo: “Se pueden conseguir más cosas con una sonrisa que con un grito”. Me gustó tanto la frase, que la escribí en un papel y la puse junto a mi ordenador, para tenerla siempre presente.
La he rumiado muchas veces. Y, lamentablemente, en la gran mayoría de ocasiones, no se cumple. Cuanto más grita alguien y más jaleo arma, parece que se le hace más caso.
Así que me propuse que todo el que viniera a mí gritando, consiguiera menos que quien lo pedía educadamente. O, lo que es lo mismo, que quien pida las cosas con una sonrisa o, con buenas formas, consiga más que quien grita y denigra.
Lo mismo a la inversa: intentemos ir con sonrisa cuando seamos nosotros los clientes.
Pongamos de moda la sonrisa y la educación, estemos en el lado que estemos.
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