Este año no tenía una imagen preparada para felicitar la Navidad…y no me gusta enviar cosas impersonales, la verdad. Así que me he decidido por escribir, claro ;)
No creo que sea sensación sólo mía, seguro que lo habéis notado. El ambiente social y familiar está más crispado que nunca, se salta a la primera, la paciencia con los demás está en sus mínimos niveles. Vas al supermercado y los clientes riñen con la cajera, vas una tienda y siempre hay reclamaciones, …las personas que atendemos al público lo hemos notado, no sé si será que las mascarillas te hace gritar o más fácil el protestar, no sé si será por las situaciones personales tristes que esta dichosa pandemia ha traído, tanto desde el punto de vista de la salud como económico, no sé si será la falta de abrazos y besos (tan necesarios) pero lo que está claro es que estamos más susceptibles unos con otros y eso se nota en las conversaciones, en la no amabilidad, en la poca paciencia, en la falta de empatía,…
Así que, siendo la situación la que es, teniendo que seguir siendo responsables en nuestras relaciones sociales, cuando nos reunamos estos días, cuando nos saque de quicio ese familiar (siempre hay alguno), cuando os trastoquen los planes porque quieren estar con vosotros y no os apetezca, cuando alguien os agobie y sintáis que perdéis la paciencia, quiero pediros algo…SUSURRAR, sí, SUSURRAR…no gritéis…ahora lo vais a entender:
«Cuenta una historia tibetana, que un día un viejo sabio preguntó a sus
seguidores lo siguiente:
– ¿Por qué la
gente se grita cuando están enojados?
Los hombres
pensaron unos momentos:
– Porque
perdemos la calma –dijo uno– por eso gritamos.
– Pero, ¿por
qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? –preguntó el sabio– ¿No es
posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás
enojado?
Los hombres
dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio.
Finalmente él
explicó:
– Cuando dos
personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa
distancia deben gritar, para poder escucharse. Cuanto más enojados estén, más
fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran
distancia.
Luego el
sabio preguntó:
– ¿Qué sucede
cuando dos personas se enamoran?
Ellos no se
gritan, sino que se hablan suavemente ¿Por qué? Sus corazones están muy cerca.
La distancia
entre ellos es muy pequeña.
El sabio
continuó:
– Cuando se enamoran
más aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su
amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo.
Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman.
Luego dijo:
– Cuando
discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los
distancien más, de otro modo llegará un día en que la distancia sea tanta que
no encontrarán más el camino de regreso.»
Así que…mi
deseo especial de esta Navidad es que no perdamos el SUSURRO con los demás, que
no distanciemos nuestros corazones, que cuando queramos gritar bajemos el tono
y nos acerquemos, que las miradas, la serenidad y el amor llenen nuestra vida
estos días y siempre.
FELIZ NAVIDAD... (lo he dicho susurrando...)
Gracias Charo.. X recordarnos lo q significa la palabra AMOR en toda su amplitud.. Gracias x q al final tenemos q aprender cada día a compartir sin pedir nada a cambio.. Y gracias xq el plasmar la realidad sentida desde dentro, hace q miremos a los nuestros con más dedicación... Pasar buenos días y tener mucha paz.. Q al final es lo mejor q podemos ofrecer... Un beso sentido
ResponderEliminarQue bonito Charo! Feliz Navidad a toda la familia!
ResponderEliminarEsta es mi chica!!!! Te lo digo susurrando...psssss o.a.i.n.iiiiiii
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